LOS ARTISTAS DE PEÑES

José Cuervo Viña (Luanco, 1941)
MIRADA PERSONAL SOBRE LA COMARCA

De padre candasín y madre luanquina, José Cuervo Viña (Luanco, 1941) ha desarrollado toda su obra artística bajo el impulso de las dos villas. Nace en Luanco, pero a los dos años se traslada a Gijón donde tiene su primer contacto con el arte, ya que desde bien pequeño empieza a destacar como dibujante. Su relación con ambos concejos, Carreño y Gozón, se hace muy fuerte con los años porque, entre otras cosas, pasaba los veranos en Candás.
En sus acuarelas caben todo tipo de paisajes, bien sean rurales, religiosos o incluso industriales pero la mar es el tema más recurrente en su obra. «Es cierto que toda la temática relacionada con la mar me gusta mucho y es natural, pues mi familia, tanto materna como paterna, vivieron relacionadas con él».
Su primera aparición pública como pintor data de 1972. Participó en una exposición colectiva a beneficio de Unicef y 40 años después casi 5.000 acuarelas han pasado por sus pinceles. En 2010 dedicó una exposición a Carreño que se expuso en el Museo Antón. Eran 30 acuarelas que representaban todos los espacios del concejo. Actualmente, los pasillos de la primera planta del Ayuntamiento de Carreño lucen más con sus obras.
Maneiro Paredes
(Avilés, 1954)
Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés donde fue un reputado alumno aunque le gusta calificarse de autodidacta. Con tan solo 19 años, Maneiro Paredes (Avilés, 1954) realizó su primera exposición en la Casa de Cultura de Luanco y a partir de este debut, sus pinturas y esculturas han sido presentadas en galerías de toda Asturias.
Sus obras poseen un toque personal. «No me gusta nombrar a pintores como referencia, me sigo a mí mismo e intento ser yo mismo a la hora de crear», apunta. Obras que muestran un atrevido uso del color que le han permitido representar variadas sensaciones a lo largo de su dilatada trayectoria. Destaca en su obra pictórica los múltiples colores que le otorga al mar dando muestra de un profundo conocimiento del mismo seguramente por la cercanía que le aporta vivir en San Martín de Podes, buen lugar para la contemplación y el estudio del mar y sus colores. Sí cita como referencia a Cristino Mallo, en escultura aunque sí es cierto que como referencia pasada y no presente. «En ambas facetas quiero transmitir mi toque personal».
Actualmente ocupa su tiempo tanto en pintura y escultura en un proyecto para la Galería Bellas Artes de Gijón. «Me gusta trabajar pero sin prisa. Ahora estoy centrado en esto y es donde pongo toda mi inspiración», resalta.

Manuel Suárez «Mansuá»
(Candás, 1933)
Se toma el arte como una pasión personal, pero es hora de hacer una excepción. Manuel Suárez Fernández, «Mansuá» (Candás, 1933) siempre creó de forma discreta, entre su casa de la avenida del Ferrocarril y un almacén que hace las veces de taller creativo porque es un hombre tímido al que no le gusta alardear. Esta es la segunda vez que el público puede ver sus cuadros. Solo participó en una exposición colectiva hace más de 50 años y con motivo de la inauguración de la Ciudad de Vacaciones de Perlora.
«Mansuá» estudió dibujo lineal y topografía en Oviedo con 18 años. Allí recibió clases de Eugenio Tamallo, quien más tarde enseñó la técnica a Vicente Menéndez Prendes «Santarúa», quizá el artista más universal de Candás. Ya de vuelta a Candás se tenía que ganar las lentejas y trabajó como pintor, pero de brocha gorda, y más tarde entró en Ensidesa (hoy ArcelorMittal). Pero siguió pintando cuadros, sobre todo de paisajes, lo que más le gusta.
Es un perfeccionista. Llegó a visitar varios días seguidos una aldea de Bandujo (Proaza) para empezar un óleo. Ha pintado multitud de escenas de Peñes, como Perán, Aramar, Antromero, Bañugues, la iglesia y el puerto de Luanco o la playa de La Pregona, además de otros concejos. También hace cuadros de nudos marineros y construye maquetas.
Es la creadora más inquieta, así que pronto se subió al carro de las nuevas tecnologías. Con las redes sociales y los blogs de por medio, la alegría del color del Norte que plasma María Jesús Fernández Iglesias (Candás, 1956) ha conquistado el Este. La mayoría de sus seguidores son rusos, alemanes y de países postsoviéticos, por lo que su futuro próximo pasa por exponer fuera de España.
En los comienzos, plasmó sueños en acuarela porque «recoge bien la sensibilidad del artista, además es ligera y rápida». Cruzó un puente hacia el óleo cuando necesitó más la fuerza. «Soy de colores muy fuertes acordes a la pintura del Norte. Necesitamos la alegría de estos tonos».
María Jesús no pone límites a la creatividad y menos en cuanto a soportes se refiere. Pintó ropa deportiva y pañuelos de seda con divertidas ilustraciones. Ella es un manantial creativo. No obstante, tiene claro que la inspiración existe, pero llega trabajando.
A la candasina también le encanta dar clases. «La enseñanza es una manera de estar continuamente creando y da vidilla», destaca. Lo que no le gusta es hablar de sus exposiciones pasadas porque «la más importante es la que está por llegar».
María Jesús Fernández
(Candás, 1956)
